Jazzazza nace a finales de 2004, aunque es un sueño gestado una década antes, origen de las añoranzas literarias, musicales y cinematográficas de sus creadores.

Se encuentra en Aljezares, a unos cinco kilómetros de Murcia.

Durante más de 15 años, hemos llevado a cabo actividades culturales tan diversas como: conciertos, presentaciones de libros, teatro infantil, recitales de poesía, proyecciones de películas en formato cine-club, torneos de ajedrez, etc., pero entre todas las actividades que se realizan, la música en directo es la protagonista y el Jazz nuestra pasión.

El principal propósito de Jazzazza es conseguir un ambiente cálido y adecuado para las actividades que ofrece, y por ello, nuestro principal interés radica siempre en la empatía con los clientes.

Destaca su buena acústica, la cercanía del escenario y la cálida iluminación, son algunos de los ingredientes que dan lugar a una atmósfera íntima y especial, estimulando una empatía entre clientes y músicos, generando un ambiente que hace de los conciertos de Jazzazza una experiencia única e inolvidable.

Jazzazza se encuentra entre los clubs que conforman el panorama nacional e internacional del jazz.

Estos son algunos de los músicos más destacados que han subido al escenario de Jazzazza: Mark Turner, Jorge Pardo, Oliver Lake, Greg Osby, Perico Sambeat, Scott Hamilton, Dan Barrett, Orrin Evans, Joe Magnarelli, Javier Colina, Mike Moreno, Ignasi Terraza, Noa Lur, Caramelo de Cuba, Lionel Loueke, Leslie Herpert, J. Rueckert, Will Vinson, Enric Peidro, Marc Miralta, Tonny Lakatos, Aruán Ortiz, Shirley

Davis, Grant Stewart, Bernd Reiter, Ray Gelato, Carlos Sarduy, Jessie Gordon, Lage Lund, Jo Krause, Glenn Crytzer, Randy Greer, Vince Benedetti, Jure Pukl, Eliot Zigmund, Eli Degibri, Eviatar Slivnik, Tom Oren, Nicki Parrott, Guillaume Nouaux, Sylvia Howard, Fabio Miano, Antonio Serrano, Johnathan Blake, Kirk MacDonald, Omer Klein, Roberta Piket, Eva Cortés, M. Kamaguchi, Dick Oatts, Shai Maestro, E. Alexander, Marc Fosset, David Xirgu, Jason Palmer, Bill McHenry, Paul Evans, Jeff Jerolamon, Ziv Ravitz, Albert Sanz, Raynald Colom, etc., y otros ya desaparecidos como Larry Martin, Walter Malosetti o Jerry Gonzalez.

Jazzazza, fundado en 2004 en Algezares (Murcia), desde sus inicios se han llevado a cabo múltiples actividades relacionadas con la música y la cultura del jazz. Destaca su buena acústica, la cercanía del escenario y la cálida iluminación, son algunos de los ingredientes que dan lugar a una atmósfera íntima y especial, estimulando una empatía entre clientes y músicos, generando un ambiente que hace de los conciertos de Jazzazza una experiencia única e inolvidable.

Jazzazza se encuentra entre los clubs que conforman el panorama nacional e internacional del jazz.

Estos son algunos de los músicos más destacados que han subido al escenario de Jazzazza: Mark Turner, Jorge Pardo, Oliver Lake, Greg Osby, Perico Sambeat, Scott Hamilton, Dan Barrett, Orrin Evans, Joe Magnarelli, Javier Colina, Mike Moreno, Ignasi Terraza, Noa Lur, Caramelo de Cuba, Lionel Loueke, Leslie Herpert, J. Rueckert, Will Vinson, Enric Peidro, Marc Miralta, Tonny Lakatos, Aruán Ortiz, Shirley Davis, Grant Stewart, Bernd Reiter, Ray Gelato, Carlos Sarduy, Jessie Gordon, Lage Lund, Jo Krause, Glenn Crytzer, Randy Greer, Vince Benedetti, Jure Pukl, Eliot Zigmund, Eli Degibri,

Eviatar Slivnik, Tom Oren, Nicki Parrott, Guillaume Nouaux, Sylvia Howard, Fabio Miano, Antonio Serrano, Johnathan Blake, Kirk MacDonald, Omer Klein, Roberta Piket, Eva Cortés, M. Kamaguchi, Dick Oatts, Shai Maestro, E. Alexander, Marc Fosset, David Xirgu, Jason Palmer, Bill McHenry, Paul Evans, Jeff Jerolamon, Ziv Ravitz, Albert Sanz, Raynald Colom, etc., y otros ya desaparecidos como Larry Martin, Walter Malosetti y Jerry Gonzalez.

“No saber lo que ha sucedido antes de nosotros es como ser incesantemente niños.”  Cicerón

Jazzazza…

Tras estar enganchado literalmente a la obra de Henry Miller, cae en mis manos un libro con la correspondencia que mantuvieron Henry Miller y Anaïs Nin. En este libro la autora de la recopilación y traducción “Ana Goldar”, narra en la introducción, los comienzos literarios del autor donde enumera las primeras publicaciones en revistas literarias de poca importancia y los pseudónimos con los comenzó firmando sus escritos.

Aparece por vez primera ante mi la palabra “Jazzazza”, que subrayo por no se que motivo…

Años más tarde, me encuentro estudiando en la escuela de Artes y Oficios de Murcia. No se como, pero en una de las asignaturas tengo que desarrollar un proyecto ficticio… No se me ocurre otra que inventar un café concierto… bocetos y maquetas de lo que sería un espacio.. un nombre, un cenicero, una silla, una mesa, un escenario, una taza, luz, color..

Pasan años en otros menesteres y el proyecto/sueño hiberna en una carpeta..

En 2003, Alejandro, mi hermano y socio, decide acompañarme, potenciar y materializar todo lo que contenía esa carpeta… Tras más de un año de obra, se abre al público a finales de 2004 y el sueño aún sigue creciendo, y por suerte transformándose…

Entre todos estos años, internet, las bibliotecas, los archivos y demás espacios donde consultar documentación van en aumento..

Aparece el artículo publicado con el nombre de Jazzazza. Revista USA 1930 en Philadelphia. Algunas gestiones y amigos .. y ya lo tenemos enmarcado en una de nuestras paredes.

Más tiempo.. y sigue apareciendo información… esta vez, música.. Aparece Joseph Samuels y una gran historia por descubrir.. Músico y director de una formación de jazz de los orígenes.. con grabaciones entre 1919 y 1926.. Entre los múltiples nombres que utilizó a veces paralelamente y otras no.. lideraba la “Synco Jazz Band” “Joseph Samuels Jazz Band” y nos encontramos con la “Jazzazza Jazz Band”.

Encontramos un disco de pizarra 78 r.p.m de 1919 con el nombre de la «Jazzazza Jazz Band”. El tema es “Toreador Humoresque” un ragtime de la ópera Carmen. Ya está en nuestra pared colgado.. Ahora la galleta de ese disco, es el diseño de nuestro posavasos..

La historia seguirá.. y se la iremos contando…

Jota Baeza.

Toreador Humoresque

Jazzaza Jazz Band

Texto extraído del libro: Cartas a Anaïs Nin/Henry Miller
Traducción del inglés: Ana Goldar
Editorial: Bruguera, 1981. Barcelona

En 1930 nadie había oído hablar de Henry Miller, el escritor.

“Henry no era más que un desconocido para la mayoría de nosotros cuando llegó a Montmparnasse”, escribiría más tarde en sus memorias (París Was Our Mistress, Viking, 1948) Samuel Putnam, una de las personalidades que ejercían el liderazgo entre los exiliados literarios de la época. “Unos pocos eran los que sospechaban que estaba interesado en escribir y otros, los menos, los que sabían que escribía.” Sin embargo, Miller había estado tratando de escribir desde hacía casi veinte años. (“Convertirme en escritor no fue fácil para mí”, escribió él mismo años después.)

Miller mismo recuerda que su primer deseo explícito de expresarse a través de la escritura se remonta a 1912, cuando tenía veintiún años y trabajaba, temporariamente, en la tienda de su padre. Pero todo lo que garabateó durante los diez años siguientes (a excepción de alguna colaboración libre para algún periódico, mientras trabajaba en una oficina del Gobierno en Washington, en 1917), jamás fue a parar a la imprenta, al parecer. En 1922, en el curso de unas vacaciones de tres semanas en su trabajo de jefe de personal de la Western Union, en Nueva York, compuso a toda prisa una novela de setenta y cinco mil palabras. Pero Clipped Wings, la historia de las vidas de doce jóvenes mensajeros, nunca fue publicada. (Más tarde Miller se ocupó de esta experiencia en Trópico de Capricornio.) Cuando abandonó la Western Union, en 1924, emprendió la tarea de escribir como un profesional. Pero tal como él mismo ha recordado, desde esos tiempos “en que empecé a ejercitarme en el arte, como suele decirse, y hasta el año de 1934, nada de lo que había escrito fue publicado, a excepción de tres o cuatro textos breves en revistas de ninguna importancia”. De acuerdo con la bibliografía de la Henry Miller Society, una obra breve, Black and White, apareció en 1924 en la revista neoyorquina Crisis, Pero fue publicada bajo el seudónimo de “Valentin Nieting”, nombre del abuelo alemán de Henry Miller, nacido en 1850 y emigrado de Hesse, según parece, para librarse del servicio militar. Seis años más tarde, en una revista de Filadelfia, USA, publicó <span style=»text-decoration: underline;»><strong>Jazzazza</strong></span>, que es quizá la primera obra publicada con la firma H. (por Henry) V. (por Valentín) Miller.

Mientras vivía en el 91 de la Remsen Street, en Brooklyn, Miller también recurrió al antiguo remedio de los escritores que no logran hallar salida comercial para su obra: editó él mismo algunos de sus escritos. (Muchos de sus amigos, Anaïs Nin incluida, apelaron más tarde a esta honorable práctica literaria.) En folios de cartulina entintada, en ediciones de cien ejemplares, escribió una serie de quince poemas en prosa “mediastintas”, como él los llamó, la mayoría firmados “June E. Mansfield” otros con su propio nombre, y June comenzó a venderlos de puerta en puerta, en cabarets y nigh-clubs. El primero se titulaba A Bowery Phoenix y muchos de ellos –Circe, Dawn Travellers- ya muestran los primeros rasgos del estilo posterior de Miller.

Otras dos novelas, ambas de más de cien mil palabras –Moloch y This Gentile World- también se quedaron sin publicar, “no porque mi obra estuviese aliñada con pornografía – escribió Miller en su ensayo Óbscenity in Literature, de 1957-, sino porque, ahora estoy convencido de ello, tenía yo aún que descubrir mi verdadera identidad”

Cuando Miller llegó a París en 1930, llevaba consigo el manuscrito de otra novela, Crazy Cock, que redujo a trescientas páginas e intentó publicar en París. Pero, como admitió más tarde, la reducción estropeó el libro, el manuscrito se extravió durante un largo tiempo y nunca se publicó a pesar de haberse recuperado. Con los años, sin embargo, algunos textos breves escritos por Miller comenzaron a imprimirse en París, con su propio nombre y con otras firmas. (Irónicamente, el escritor y crítico inglés Cyril Connolly señaló una pieza de Miller, publicada con el seudónimo de Perlès, y felicitó al supuesto autor por su originalidad).